La finca de Lo Granado se encuentra en la vertiente meridional de la Sierra de Las Águilas en la pedanía alicantina de La Alcoraya.
En sus terrenos afloraba un manantial de agua usado para el riego y para abastecimiento humano, y ya a comienzos del pasado siglo XX parte del caudal se canalizó para surtir a la Ciudad de Elche.
En la actualidad permanecen secos y abandonados con riesgo de desaparecer.
Las aguas salían a la superficie a través de pequeños minados practicados en la ladera de la sierra donde eran canalizadas hasta unas balsas situadas a corta distancia.
Estas estructuras están construidas sobre un terreno blando donde la inestabilidad del mismo a causa de los corrimientos de tierra y el abandono ha provocado que parte de las mismas hayan desaparecido.
En una inspección sobre el paraje se observan dos conducciones cuyo uso corresponde a épocas distintas.
La primera de ellas, la más antigua, nace a una cota de 276 msnm y consta de una galería completamente colmatada situada al lado de una torrentera.
La mina esta excavada cerca de la superficie internándose en el interior de la sierra, sin que se pueda adivinar su longitud ya que no hay ninguna lumbrera o pozo de registro sobre el terreno.
A escasos metros de la bocamina existe una abertura debajo de un macizo rocoso, que una vez explorado su interior, no se esta en condiciones de asegurar que fuera un punto de afloramiento de aguas o una cavidad natural vinculada a esta conducción primitiva.
Vista de las bocas |
El relieve de la oquedad presenta un perfil irregular de paredes y techo con salientes puntiagudos. A escasos metros de la entrada avanzando sobre un suelo descendente, una piedra desprendida entorpece el paso. Una vez salvado el escollo la galería continua ligeramente a la izquierda disminuyendo su altura donde finaliza con signos de humedad.
La posibilidad de que esta galería fuera un manantial se debe tener en cuenta a juzgar por los indicios situados mas abajo antes de llegar al embalse.
La primera foto corresponde a la galería colapsada. La segunda foto representa la incógnita |
Frente a las dos bocaminas hay una zanja, abierta posiblemente de modo artificial para facilitar la instalación de tuberías y como camino de acceso a los manantiales.
Descendiendo por la trinchera a una distancia de 90 metros hay dos acequias a diferentes niveles (un metro una sobre otra), cuyo punto de partida sea posiblemente las dos galerías comentadas.
Las acequias tienen un cajero de 22 cms donde también hubieron instaladas tuberías de barro circulando por su interior.
Señalización de las dos acequias |
Las dos canalizaciones descienden paralelas recorriendo un trayecto de apenas 18 metros hasta juntarse al borde de una estructura de difícil interpretación, que bien pudiera ser un decantador de sedimentos o un lavadero.
Conducciones en este tramo |
Esta construcción como se aprecia en la fotografía siguiente tomada en Marzo de 2014 tenía como misión la recogida de agua, y a juzgar por la inclinación de la parte superior de la pared, cabe suponer la ubicación de piedras de lavar.....
A una distancia de 12 metros existe otro elemento que al estar cubierto de tierra es prácticamente inapreciable.
Teorizando podría ser un recipiente para distribuir el agua en varias direcciones, ya que hay restos de canalizaciones que bordean la balsa que aparece a continuación.
A 25 metros se encuentra el embalse cubierto casi en su totalidad de barro y masa vegetal que ha crecido en su interior.
Por el lado oriental de la balsa se distingue un canal de 38 metros de longitud dirigiéndose hacia el sur hasta llegar a la cota de un desnivel sobre el terreno.
Por debajo de ella se aprecian los restos de dos pequeñas balsas superpuestas de unas medidas aproximadas de 2,40 x 2,90 metros, sin que se aprecien mas vestigios relacionados con esta conducción.
Flecha azul indica la posición de la tubería de barro Fechas rojas señalizan la posición de las dos balsas. |
Según las observaciones realizadas sobre el terreno las canalizaciones hacen un recorrido de 190 metros de longitud, desde su nacimiento hasta la última de las balsas descritas.
En este recorrido parte del caudal se almacenaba en la balsa de 11 x 11 metros y el restante se depositaba en las pequeñas balsas que posiblemente sirvieran como fuente y recogida de aguas para abastecimiento humano...
En este tramo final hay pequeños montículos de escombros que forman parten de pequeñas construcciones levantadas en este lugar.
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El segundo punto de extracción esta situado a escasos metros del precedente a un nivel inferior. En la actualidad el suelo esta sobre elevado por los lodos acumulados, taponando la bocamina casi en su totalidad.
Esta excavación se realizó al descender el nivel freático de las aguas inutilizando de ese modo la conducción anterior.
Aspecto de la bocamina en la actualidad |
Unos metros mas arriba de la salida del agua se perforó un pozo o lumbrera con el objeto de llegar a la masa de agua subterránea que debía salir por la mina.
Como se observa en las fotografías siguientes la lumbrera se aseguró en su parte superior con una pared de ladrillo de forma octogonal y una cubierta de tejas en la superficie.
El agua salía por la galería haciendo un recorrido de 72 metros hasta una caseta donde había un lavadero, un distribuidor y una balsa cuadrada de 13 x 13 metros justo al lado.
En el tramo intermedio se observan restos de una construcción que podría ser un pocillo de decantación con una fecha inscrita (1932).
Estas aguas sirvieron para el riego de los bancales situados al Sur a un nivel inferior. En uno de los extremos de la balsa se conserva la paleta que daba salida al agua y la trinchera o acequia por donde iba canalizada.
Caseta-lavadero, acequia y balsa |
Estas aguas además se vendían en la Ciudad de Alicante para consumo humano con el nombre de "Aguas de La Alcoraya".
En el año 1911 el propietario de la finca Luis Martinez de Tejada realizó un canalización hacia otra finca de su propiedad denominada Finca San Isidro o Lo Boligni de aguas sobrantes de este manantial.
Canalizaciones en tuberías de hierro y cerámica hacia Lo Boligni |
Detalles de la balsa y caseta-lavadero |
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La caseta lavadero esta semi derruida; el techo está cubierto de teja de la Cerámica San José y de la Cerámica El Sol, de María López Oliveros, viuda de Prudencio de la Viña.
Como dato curioso, se puede observar en el interior de la construcción algunos grafitis realizados por algunos visitantes al lugar datados en los años 40, 50 y 60 del pasado siglo XX.
Entre las dos conducciones comentadas hay restos de una construcción cuadrangular del que apenas sobresalen los muros de las esquinas, sin que sea posible averiguar cual era su fin.
En el mismo lugar hay un elemento que está fuera de lugar. Se trata de un lavadero-abrevadero realizado con fábrica de ladrillo y con una fecha grabada en uno de sus lados (1966).
Este elemento fue trasladado y abandonado en este sitio. En el cajero, en uno de sus lados, hay un desagüe en cuyo interior un trozo de tela hacia la función de tapón, como se observa en la fotografía.
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