viernes, 31 de octubre de 2014

GEOLOGÍA POR LAS VERTIENTES DEL MONNEGRE

Hasta la fecha todos los artículos reflejados en este blog sobre el Rio Monnegre se han basado en el uso y aprovechamiento de sus aguas a través de los siglos, apoyados en una base documental y en una exploración sobre el terreno. Temática que continuaré abordando próximamente.
A nadie resulta indiferente el colorido de las tierras que abundan en los numerosos barrancos y ramblas que confluyen en el mencionado río abrevadero, en los terrenos ubicados entre el Pantano y la presa de Chapitel.
Hay que ser un experto para interpretar el por qué de esa variedad cromática y las formas caprichosas que adoptan algunas rocas y grandes franjas de terreno.
Por fortuna para mí, en esta ocasión acompaño a José Carlos Cristóbal en un pequeño itinerario geológico por una serie de vericuetos para contemplar algunas de esas antiquísimas formaciones geológicas y misteriosas "huellas" del pasado.
José Carlos es técnico de laboratorio de Botánica de la Universidad de Alicante y posee además amplios conocimientos de geología.
Su familia es propietaria desde los años 80 de los terrenos donde está ubicado el Molino de Capeta. Paraje que ya me impresionó la primera vez que lo vi, por su belleza y por estar ubicado posiblemente en el lugar más solitario del curso fluvial.
En las inmediaciones del edificio se pueden observar entre las cañas y el carrizo grandes adelfas buscando la luz del sol, chopos, palmeras, un sauce llorón, un ejemplar de olmo siberiano y otros ejemplares exóticos.

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Comienza el itinerario a través de un estrecho acantilado con algunas pozas llenas de agua gracias a la escasa lluvia caída a comienzos de semana.
Tras salvar algunos obstáculos a derecha e izquierda hace su aparición el primer elemento digno de consideración. En el paisaje que tenemos enfrente se diferencia con claridad los períodos cretácico y triásico pertenecientes a la era mesozoica; un intervalo de tiempo que abarca de 245 a 65 millones de años.

La formación de la fotografía siguiente son grietas de desecación del período triásico. Probablemente en el pasado fue una laguna desecada debido a la aridez del terreno y ha llegado así hasta nosotros.

Grietas de desecación. Facies Keuper

Desde una elevación se distingue claramente las tonalidades de las tierras blancas y rojas correspondientes a sendos períodos.
La presencia de tomillares indican la existencia de plantas que crecen sobre un terreno absolutamente seco y su adaptabilidad a él.
Para los profanos en esta materia enseguida nos viene a la mente la antigua escritura cuneiforme sobre tablillas de arcilla al observar estas capas que están dispuestas a lo largo de una pequeña loma.
Justo encima se observan "Ripples" o rizaduras de un fondo de laguna litoral.




Aún pueden verse por los alrededores restos de bancales y muros de piedra en seco. Adosadas a estas formaciones hay ejemplares de aragonito. En las proximidades del Barranco de Salinas hay unas manchas blancas en el suelo que pasan inadvertidas para cualquier caminante, pero que son líquenes que solo se forman en suelos yesosos y se originan mediante una asociación simbiótica entre un hongo y un alga microscópica.

Líquenes
Continuamos viendo bellas formaciones gracias a a la mezcla de óxidos de hierro, arcillas y yesos.
En un meandro de la rambla se contemplan formaciones verticales y horizontales en forma de milhojas y justo al lado, la presencia de epsomitas en su interior. La epsomita aparece aquí formando pequeños colgajos de la pared y del techo y se deshace al tocarla.
Este mineral también es frecuente encontrarlo en minas de azufre, invadiendo toda la estancia y apareciendo en forma de minúsculos cristales puntiagudos que brillan a la luz artificial.




Para finalizar observamos esta formación de microcristales de yeso o yeso bandeado. Las bandas negras horizontales son impurezas del cieno.

Lapiaz en yesos

Finalizamos aquí este trayecto caminando sobre el barranco de salinas sobre un suelo elevado de su cauce mas de lo normal.
En los años 90 se construyó una presa de retención unos metros antes de la desembocadura de esta rambla. En la primera avalancha de agua tras su construcción, el dique actuó como parepeto impidiendo el curso natural y hasta ahora hay una gran acumulación de sedimentos aguas arriba.
En dicha avenida la presa quedó colmatada por los escombros abandonados en el cauce por la propia empresa constructora, donde todavía se observan restos.

Dique aguas arriba


Fuentes consultadas

- Jose Carlos Cristóbal. Tecnico laboratorio de Botánica. Universidad de Alicante

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